Pucará es el nombre con el que se conoce a la civilización más temprana que se desarrolló en la Cuenca Norte del Lago Titicaca. Si bien sus antecedentes se remontan hasta el año 1000 antes de Cristo (a.C.) con la cultura Qaluyo, la cultura propiamente Pucará se inicia por los 500 años a.C.
Recientemente los arqueólogos vienen demostrando que Pucará no es sólo un sitio monumental aislado, sino que existe una organización espacial jerarquizada que caracterizó a esta temprana civilización (Stanish 2003; Hastorf 2005; Aldenderfer y Flores 2008). Por ejemplo, en el valle bajo del río Pucará se ha encontrado una jerarquía de sitios para el Formativo Tardío (500 a.C. - 500 d.C.), organizados en cuatro rangos: 1) El centro urbano principal llamado Pucará, 2) Complejos urbanos secundarios como los sitios de Tampukancha, Cumparo, Calapuja, Quimsatinta, Wani-Wani, Taraco, Incatunuhuiri, Maravillas, etc., 3) Extensas zonas poblacionales rurales como Yurac Cruz Pata, Laroqocha, Arapa, Caminaca, Moho, Conima y Sarapa, y 4) Poblados pequeños rurales aislados (Aldenderfer y Flores 2008); todas muchas veces asociados a zonas productivas agrícolas como qochas (lagunas artificiales), waru-waru o camellones (campos agrícolas elevados) y áreas de pastoreo (Kidder 1943; Stanish 2003; Hastorf 2005; Aldenderfer y Flores 2008).
En la cima de esta jerarquía destaca un sitio llamado Pucará, que es el más grande (con más de 100 hectáreas de área) e importante del altiplano peruano durante el Formativo Tardío.
(Román y Klarich 2007). Este sitio está organizado jerárquicamente, presentando en el núcleo una serie de al menos seis edificios monumentales de perfil escalonado, donde destaca el montículo piramidal llamado Qalasaya que mide 315 m de largo de norte a sur, 300 m de ancho de este a oeste y 32 metros de altura (Wheeler y Mujica 1981); asimismo unidades domésticas diferenciadas (Klarich 2002; 2005a; 2005b), con casas pequeñas de planta circular asociados a un denso basural a lo largo del antiguo banco del río (Inojosa 1940), así como unidades residenciales próximas a los montículos principales y en la zona de la pampa central; también existe un sector de túmulos funerarios (Mujica 1978; 1991). Aunque algunos rasgos como los túmulos no han sido identificados posteriormente (Román y Klarich 2007). Sus manifestaciones artísticas estuvieron vinculadas a la importancia de su ritual religioso, es así que elaboraron finas esculturas de piedra con diseños antropomorfos y geométricos; cerámica policroma-incisa de magnifico acabado. En conjunto estas manifestaciones han servido para sugerir que estamos frente a la primera ciudad del altiplano (Mujica 1978; 1991; Rowe 1963).
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