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De Pukara (Pucará)

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8/20/2017

CERÁMICA FORMATIVA PUCARÁ


La cerámica Pucará se describió por primera vez por Valcárcel (1925, 1935). Los primeros trabajos extensos en Pucará fueron realizados por A. Kidder II (1942; 1943; 1948). Kidder II publicó breves informes, sin embargo, la cerámica fue presentada en categorías muy amplias dentro del Formativo, pero la gran naturaleza mixta de los contextos de excavación hizo imposible subdividir el material Pucará en un orden cronológico coherente (Chávez 1992).

Varios investigadores han publicado posteriormente tipologías estilística y tecnológica de la cerámica de las excavaciones de Kidder de 1939 (Carlevato 1988; Chávez 1992; Franquemont 1986; Mujica 1987). Cada una enfrentó las mismas limitaciones debido a la naturaleza mixta de las colecciones de Kidder del Museo Peabody, que probablemente no representa la diversidad de artefactos del proyecto de 1939. A pesar de estas limitaciones, los resultados han contribuido a las formulaciones de la historia cultural regional, los debates de las tradiciones iconográficas, y la determinación de patrones de intercambio interregional durante el Formativo Tardío (Klarich 2005a).

Franquemont (1986) formuló la primera tipología estilística de la cerámica Pucará. Si bien el estudio es fundamentalmente una tipología estilística, una discusión de categorías de cerámica (tipo de pasta), también añade un elemento tecnológico. Franquemont era muy cauteloso de sub-dividir la cerámica Pucará, debido a las limitaciones del actual conjunto de datos, pero propuso dos fases para el material: Pucará Pampa y Pucará Río. Además, propuso un estilo Cusipata, que fue descrita inicialmente por Kidder (1942) como “cerámica roja pulido con diseños sencillos ejecutados en blanco”, cerámica distinta y que representa una fase pre-Pucará en el sitio. Se observó que los fragmentos fueron recogidos de los niveles más bajos de las excavaciones del Área IV (Kidder 1948:89).

Mujica (1987) en un estudio posterior, examinó la descripción del estilo Cusipata de Franquemont y llegó a la conclusión de que las formas representan una etapa de transición entre Qaluyo y Pucará. Esta afirmación se basó en los principios de los contextos en el Área IV documentados por Kidder y los contextos de excavación de cerámica Cusipata que se recuperaron de los estratos de las plataformas de Qalasaya durante el proyecto de Plan Copesco (Wheeler y Mujica 1981). Estos materiales fueron recuperados debajo de una capa de arcilla roja que marcó la reconstrucción de las plataformas y los templetes hundidos del Qalasaya al comienzo de la época de Pucará Clásica (Mujica 1987:24-25). En este momento la muestra de tiestos Cusipata debe ampliarse a fin de entender la cronología, la composición y la distribución de las vasijas de este estilo, para así servir como un valioso indicador de ocupaciones pre-Pucará Clásico en la región.

El más amplio estudio de la cerámica Pucará de la colección de Kidder ha sido realizada por el proyecto dirigido por Sergio Chávez y publicada en su disertación doctoral (Chávez 1992). El estudio llegó a la conclusión de que las formas de vasijas, temperante, acabado superficial, y la iconografía en la cerámica Pucará eran muy normalizadas. El objetivo principal de este estudio fue la decoración cerámica de estilo Pucará de representación con imágenes (Chávez 1992:14). La iconografía estilizada y muy normalizada en vasijas Pucará con representaciones características de felinos, camélidos, cabezas trofeo, figuras humanas, y algunos motivos geométricos, cuyo acceso y control significó un verdadero control para acceder al poder político y económico de la sociedad, sin necesidad del uso de la fuerza (Chávez 1992).

Por otro lado, el análisis de cerámica de las excavaciones de Copesco / INC no han sido publicados en detalle, pero hay descripciones preliminares de un informe de la National Science Foundation (Wheeler y Mujica 1981). El informe incluye cerámica con ejemplos de dibujos de los estilos definidos como Zeta (una propuesta de pre-Pucará estilo local), Pucará inicial, Cusipata, Ramis (una propuesta de estilo no-local), Pucará, Inca, Saxamar (también conocido como Pacajes), Collao e Inca recuperado de las excavaciones. Los dibujos hacen referencia de cada caso, pero la falta de proveniencia o atributo de información limita la utilidad de la publicación de un análisis comparativo. Afortunadamente, el material excavado a partir de este proyecto está almacenado en Pucará y viene siendo analizado por el estudiante de arqueología David Oshige para su tesis de licenciatura para la PUCP.

Tenemos una tipología clara para la cerámica decorada en que se puede distinguir entre la cerámica Pucará Clásica y la cerámica Inicial y/o transicional, esta última identificada por la presencia del labio biselado con diseños geométricos (llamado Cusipata o Pucará Inicial o Pucará Pampa). Pero todavía no se puede distinguir entre las formas utilitarias, como siempre, porque normalmente estas formas no cambian tanto como las decoradas. Con los trabajos recientes en la región y en el mismo sitio de Pucará vamos a seguir ampliando nuestra tipología y el nivel de resolución de una cronología formativa.

En conclusión, la cerámica prehistórica de Pucará fue producido por artesanos altamente calificados, ejecutados con diseños polícromos, incisos y con una iconografía formalmente normalizada para el periodo Formativo tardío. (Klarich y Tacca 2006).
8/19/2017

LA CIVILIZACIÓN PUCARÁ


Pucará es el nombre con el que se conoce a la civilización más temprana que se desarrolló en la Cuenca Norte del Lago Titicaca. Si bien sus antecedentes se remontan hasta el año 1000 antes de Cristo (a.C.) con la cultura Qaluyo, la cultura propiamente Pucará se inicia por los 500 años a.C.

Recientemente los arqueólogos vienen demostrando que Pucará no es sólo un sitio monumental aislado, sino que existe una organización espacial jerarquizada que caracterizó a esta temprana civilización (Stanish 2003; Hastorf 2005; Aldenderfer y Flores 2008). Por ejemplo, en el valle bajo del río Pucará se ha encontrado una jerarquía de sitios para el Formativo Tardío (500 a.C. - 500 d.C.), organizados en cuatro rangos: 1) El centro urbano principal llamado Pucará, 2) Complejos urbanos secundarios como los sitios de Tampukancha, Cumparo, Calapuja, Quimsatinta, Wani-Wani, Taraco, Incatunuhuiri, Maravillas, etc., 3) Extensas zonas poblacionales rurales como Yurac Cruz Pata, Laroqocha, Arapa, Caminaca, Moho, Conima y Sarapa, y 4) Poblados pequeños rurales aislados (Aldenderfer y Flores 2008); todas muchas veces asociados a zonas productivas agrícolas como qochas (lagunas artificiales), waru-waru o camellones (campos agrícolas elevados) y áreas de pastoreo (Kidder 1943; Stanish 2003; Hastorf 2005; Aldenderfer y Flores 2008).

En la cima de esta jerarquía destaca un sitio llamado Pucará, que es el más grande (con más de 100 hectáreas de área) e importante del altiplano peruano durante el Formativo Tardío.

(Román y Klarich 2007). Este sitio está organizado jerárquicamente, presentando en el núcleo una serie de al menos seis edificios monumentales de perfil escalonado, donde destaca el montículo piramidal llamado Qalasaya que mide 315 m de largo de norte a sur, 300 m de ancho de este a oeste y 32 metros de altura (Wheeler y Mujica 1981); asimismo unidades domésticas diferenciadas (Klarich 2002; 2005a; 2005b), con casas pequeñas de planta circular asociados a un denso basural a lo largo del antiguo banco del río (Inojosa 1940), así como unidades residenciales próximas a los montículos principales y en la zona de la pampa central; también existe un sector de túmulos funerarios (Mujica 1978; 1991). Aunque algunos rasgos como los túmulos no han sido identificados posteriormente (Román y Klarich 2007). Sus manifestaciones artísticas estuvieron vinculadas a la importancia de su ritual religioso, es así que elaboraron finas esculturas de piedra con diseños antropomorfos y geométricos; cerámica policroma-incisa de magnifico acabado. En conjunto estas manifestaciones han servido para sugerir que estamos frente a la primera ciudad del altiplano (Mujica 1978; 1991; Rowe 1963).
8/17/2017

3000 AÑOS DE PRODUCCIÓN ALFARERA EN LA CUENCA NORTE DEL TITICACA


Uno de los momentos cumbres en la humanidad fue cuando las poblaciones empezaron a vivir en ciudades, a tener actividades especializadas y diferenciadas socialmente dentro de un tejido social jerarquizado. Recientemente se ha dado a conocer que los Andes Centrales fue un foco civilizatorio comparable a los del viejo mundo, en el área norcentral del Perú, hace cinco mil años con una gran concentración de sitios con arquitectura monumental (Shady 2006); momento en el cual la zona del altiplano puneño aun se encontraba en pleno proceso de concentración de poblaciones en aldeas con arquitectura pública menor y un comercio restringido (Aldenderfer 2002).

Tuvieron que pasar aproximadamente dos mil años más para que en los Andes sur-centrales, específicamente en la actual región de Puno, emerjan dos ensayos de civilización, Pucará al norte y Tiwanaku al sur.

Los que conocen el altiplano de Puno, en la sierra sur del Perú, a 3850 msnm, seguramente han escuchado sobre el pueblo de Pucará y su típica artesanía de toritos o han visitado el Museo Lítico de Pucará y han recorrido por las plataformas y plazas hundidas del sitio arqueológico epónimo. Sin embargo seguro que pocos han visto en los pobladores de la región a los herederos de una antigua civilización y de una rica tradición alfarera que se inicia hace más de 3000 mil años y que no se circunscribió al pueblo o distrito de Pucará, ni siquiera al valle del mismo nombre, sino a toda Cuenca Norte del Lago Titicaca (CNLT) y que seguramente tuvo repercusión en toda la cuenca citada y en las demás cercanas como las de Cusco y algunos valles de la costa como Moquegua (Mujica 1978; 1991; Klarich 2002; 2005a).

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